lunes, 22 de octubre de 2018

La carga de la vida

Todos vamos en fila como en una carrera, todos tirando de una cuerda que sostiene un gran bloque de cemento, tiramos de ese bloque y vemos a los lados y todos tiran de su propio bloque y el camino es largo y no se le ve fin, todos tenemos la opción de no tirar del bloque, pero aún así tiramos de él, pero cuando el sol es sofocante nos da mucho calor, porque estamos caminando en el desierto y nuestras manos se llenan de ampollas, nuestros pies nos duelen y nuestros brazos se cansan, dudamos de la opción de siquiera seguir remolcando el bloque y culpamos a Dios de todo los daños que estamos sufriendo y decimos que importa, no voy a seguir tirando del bloque.

Estoy viendo que muchos lo sueltan y lo dejan ahí tirado, pocos lo siguen llevando, porque yo no voy a dejarlo tirado también y lo sueltas y sigues tu camino y volteas y ves que detrás de ti estaba Jesucristo y Dios, lo dos te estaban ayudando a empujar la piedra, Cristo ponía la grasa debajo de la piedra para que resbalara fácilmente y Dios empujaba detrás de la piedra para que el peso de la piedra no fuera tan grande para ti y la pudieras mover y encima de eso, también tiene una alforja en su cintura con agua para saciar tu sed cuando estás cansado y vendas para curar tus manos cuando se lastiman por la cuerda y consuelo cuando te deprimes y te sientes solo, entonces te da vergüenza y te arrepientes de haber soltado la soga y te vuelves a recoger la soga que está atada a la piedra, pero no tienes que devolverte mucho, porque a pesar que avanzaste mucho.

Dios siguió empujando la piedra y Cristo siguió engrasando el suelo para que resbalara la piedra, para que cuando te arrepintieras no tuvieras que devolverte mucho en tu camino para recoger tu yugo y sigues tirando de la cuerda y sigues remolcando esa enorme piedra y en momentos vuelves a dudar, dejas la cuerda, pero como tu vida aún no termina, te arrepientes de nuevo y vuelves a tirar de la cuerda, hasta que llegas el final de tu camino, donde hay un enorme puente donde en su final hay un hermoso jardín, pero en ese puente hay un espacio donde va la piedra que llevas, entonces Dios te dice tranquilo yo coloco la piedra y Dios empuja la piedra en su lugar y pasas con toda tranquilidad el puente junto con Dios y Jesucristo; pero si cuando llegaste al puente no te habías arrepentido y llegaste sin sostener la cuerda en tus manos, ves que tu camino se terminó y como vas sin Dios y sin Cristo, caes en el hueco que estaba en el puente, donde lleva al infierno.

Aprende a llevar la carga de tu vida junto al Padre Celestial y Cristo, para que ellos pongan la piedra en el puente de la salvación y te ayuden a cruzar de su mano, arrepiéntete ahora de tus pecados, ya que tienes todavía tiempo, no esperes a que se te termine el camino para valorar la carga que llevabas y ver lo útil que era.
                                                                         
Exterminadora de Espíritus